Monday, July 22, 2013

Ir de compras con mi madre


Ir de compras con mi madre

                        Cuando tenía doce años, el doctor me dijo que yo necesitaría un soporte en la espalda por los próximos dos años, veintitrés horas cada día. Cuando supe esto, estaba un poco nerviosa, pero un poco emocionada también.  No tenía ninguna idea de cómo el soporte parecería. Finalmente, llegó el día para mí recibirlo del consultorio médico.
            Cuando yo lo vi, estaba horrorizada. El exterior del soporte era de plástico, y el interior, (la parte que me tocaba mi cuerpo), era de espuma dura. Cubría toda mi sección central, incluyendo una mitad de mi trasero y en mi axila izquierda. En el momento en el que el  médico me dio la estructura, me di cuenta de que el soporte en la espalda sería una gran parte de mi vida por algunos años.
            Mi madre y yo decidimos ir de compras después de mi cita porque nada de mi ropa podía quedarme bien con el soporte. Fuimos al centro comercial. Camiseta después de camiseta, no me gustaba nada. Me sentía terrible sobre mi nueva apariencia. Empecé a llorar y a gritarle a mi madre, “Pero mamá, ¡no puedes entender!” Después de esas palabras, dejé de hablar y mi madre y yo comenzamos a reír.  Reímos porque yo sabía que sí, mi madre podía entenderlo porque ha usado una silla de ruedas por casi toda su vida. Ella había necesitado llevar soportes en las piernas y escayolas y zapatos ortopédicos. Mi momento de lástima de mi misma terminadó.
Después de este día de ir de compras,  acepté mi soporte. Lo nombré  “Arnold”, por Arnold Schwartzeneggar y sus “ abdominales de piedras”, y les pedí a mis amigos que lo firmaran y escribieran notas en el plástico. Mi madre siempre me enseñaba que había cosas muchos más importantes que el externo, y mi experiencia  el soporte cuando era niña me ayudaba a enfocarme en mi carácter, en vez de en mi apariencia. 

1 comment:

  1. ¡Qué madurez tuviste! Parece que aprendiste mucho de la actitud positiva de su mamá.

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